1. CRÓNICA POLÍTICA Y SOCIAL

 

2. LECTURASY BIBLIOGRAFIA

 

3 DIARIO/BLOG

 

4. FORUM

 

 

 2. LECTURAS Y BIBLIOGRAFÍA


Efraín Pérez

Salvador Rueda, poeta 

Uno de los mayores misterios de la poesía moderna en idioma español resulta, para mí, la suerte de Salvador Rueda. Su nombre está para nosotros indefectiblemente vinculado al de Rubén Darío. Pero se encuentra en el olvido.

Después de buscar sus poesías en recopilaciones del siglo XIX y del siglo XX –pudiera figurar en cualquiera de ellas— o en una publicación individual, encontré sus “obras completas” en una librería de libros antiguos y viejos. El problema es que él vivió hasta los 30 o los 40 del siglo XX y el libro es de 1911 (Poesías completas de Salvador Rueda. Casa editorial Maucci. Barcelona, 1911).

En “El poema o la mujer”, el primer cuarteto de su “Prólogo”, “Discurso de Afrodita”, dice:

“Si Venus Afrodita hablase un día,

dijera así: ‘Sed, pechos maternales,

sagrados y serenos manantiales

de paz, de amor, de leche y de poesía”

Su poesía a Salamanca, de 1909, tiene ecos cercanos de la poesía del mismo nombre de Unamuno, escrita en 1907. Unamuno no era poeta o no era solamente o principalmente poeta, pero su canto a Salamanca es muy emotivo.

Dice Salvador Rueda en una de las estrofas de “Salamanca”:

“Con las cintas del Tajo de reflejos umbríos

que ata dos dulces patrias como rey de los ríos,

condecoro, señora, vuestro altivo resplandor:
forman dos medias lunas vuestras puras facciones;

vuestro pecho de Reina formen dos corazones,

¡y a tal pecho tal banda de dos pueblos de  honor!”

Mientras que Unamuno había dicho en su propia “Salamanca”:

“Pregona eternidad tu alma de piedra

y amor de vida en tu regazo arraiga,

amor de vida eterna, y a su sombra

            amor de amores

Mi interés en Salvador Rueda se origina en la dedicatoria que pone Rubén Darío, en uno de sus más sonoras versificaciones, asombrosamente musical. Recuerdo siempre la admiración que este poema de Darío me causó desde la primera lectura. Por supuesto que hoy no escribiríamos así, como tampoco escribimos como Cervantes o, incluso (dudo en decirlo) no vamos hoy a versificar como Baudelaire.

Todavía admiro a Darío; y me parece que es superior a todo un grupo de españoles posteriores, que comentó sobre él con cierta condescendencia. No me llegan a entusiasmar, a pesar de algunos logros notables, los Cernuda, Salinas, Alberti, Diego, Alonso y otros poetas de esa generación, que más bien han sido extraordinarios críticos algunos de ellos.

Mis emociones son tan distantes de Cernuda cuando dice:

“Es decir, que Darío se ha convertido para mí en negación de cuanto he llegado a admirar y de cuanto he querido realizar, según mis medios, en el terreno de la poesía”

y añade:

“¿Cabria imaginarse ahora a un discípulo suyo?”

Pero eso podría decirse de cualquier poeta de cuarenta o cincuenta años atrás, puesto que Cernuda escribe este artículo en 1959 ! (Luis Cernuda. Poesía y Literatura. I y II. Seix Barral. Barcelona, 1975).

El mejor poeta de todo ese grupo de españoles es Gerardo Diego, sin duda. Por otra parte, los apuntes de Dámaso Alonso sobre Góngora resultan indispensables. Pero en todo caso están en una segunda o tercera fila detrás de sus contemporáneos Federico García Lorca y, posteriormente, Antonio Machado. León Felipe es otro tema, pero no era de ese grupo. Claro que García Lorca todavía se destaca entre los mejores poetas españoles de todos los tiempos.

11 de noviembre de 2004

 

lecturas anteriores  html   word

back readings  html   word